domingo, 23 de diciembre de 2007

El Principito... un libro para niños (?)

[Extraído de un artículo publicado en leergratis.com]

Un libro para niños…

Esa es la etiqueta que se le ha puesto al Principito. Tendríamos que preguntarnos si realmente es ‘un libro para niños’ y más aun, ‘¿qué es un libro para niños?’ o ‘¿dónde empieza el limite que señala que un libro sea para niños o para adultos?’

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El Principito

En mi opinión, el Principito es otro más de esos libros que viven bajo la denominación de ‘libros infantiles’ (por mencionar a otros compañeros del mismo lote: Alicia en el País de las Maravillas, Alicia a través del Espejo o Los viajes de Gulliver, entre muchos más) y que, en realidad, gustan a los niños, pero que también gustan a los adultos. Es más, si lo leemos, en diferentes épocas de nuestras vidas, lo que veamos en ellos, será también diferente.

Cuando leemos el cuento a los niños más pequeños, probablemente, no entiendan mucho del mensaje filosófico que guarda, pero les va a encantar el mismo Principito, y la rosa y el viaje por las estrellas y el encuentro con el zorro (no sé si les gustará tanto la sibilante serpiente, pero hay para todos los gustos).

No obstante, es a partir de la adolescencia cuando empezamos a vislumbrar qué significa el Principito, cuál es su mensaje o sus mensajes, porque esta novelita es una de esas obras de las que se puede decir que hay tantas lecturas como lectores.

Pero, ¿qué pasa en el Principito? Saint-Exupéry nos cuenta qué le pasó una vez que se perdió en el desierto del Sahara. Su avión había quedado averiado y él intentaba arreglarlo cuando de la nada apareció un jovencito, pidiéndole que le dibujara un cordero, un cordero que no pareciera enfermo, ni que fuera un carnero, él sólo quería tener el dibujo de un cordero. Se inicia entonces una amistad algo singular.

El jovencito resultará ser el Principe del asteroide B612, señor de tres volcanes (uno de ellos extinguido) y de una rosa (o ¿son los tres volcanes y la rosa los señores del principito?).

[...]

El pequeño príncipe busca algo que no sabe muy bien qué es y que, en realidad, es él mismo. Porque ese es uno de los temas primordiales de este librito: el viaje como autoconocimiento, como búsqueda del propio yo, pero también habla de la amistad, de la vida, del amor.

Y no quiero dejar a un lado un tema que preocupa algo en el Principito, aunque sea de forma rápida, me refiero al suicidio, porque el niño se deja morder por la vibora para volver a su planeta, o para huir de éste. Hay quien dice que Saint-Exupéry hace, de alguna manera, un elogio al suicidio. Pero, leamos bien, el Principito no espera el final de su vida tras la picadura, el Principito espera regresar a su estrella, para contemplar la flor que dejó allí, esperándolo. Su flor, su rosa, de la que él es responsable único y absoluto y sin él, ella no puede vivir, por esto, necesita volver junto a ella, por esto se deja picar por la serpiente.

Esperemos que el cordero no se haya querido comer a la flor, que se haya conformado con los baobabs. Seguramente, el principito le cuente una y otra vez a su rosa qué ha visto en sus viajes y ambos se rían de cuán extraños son los que viven fuera del asteroide B612.

El principito cerrará los ojos, mirará con el corazón y recordará que lo esencial es invisible para los ojos.

Inmaculada Manzanares

[Para leer el texto íntegro de esta reseña pulsen en el siguiente enlace: leergratis.com.]